Tres condiciones previas determinan el encargo: el programa, el tiempo de ejecución disponible y la eficiencia energética, que afectan directamente cada una de las etapas, desde el proyecto hasta la construcción:
• La primera condiciona el espacio: la pedagogía Montessori, afecta directamente la configuración espacial del edificio ya que los alumnos se agrupan por etapas de desarrollo y no por edades. (“stages-not ages”). El tamaño de las aulas también está determinado por el material pedagógico, la libertad de movimiento y el nivel de independencia que los niños necesitan dentro del aula, demandando aulas más grandes.
• La segunda premisa, el tiempo de ejecución disponible, condiciona directamente la elección del sistema constructivo. Se opta por un sistema de construcción en seco con paneles de CLT y aislamiento por el exterior con fachada ventilada de madera oscurecida o revestimiento de zinc.
• La tercera premisa reúne la interacción entre eficiencia energética y materiales. Buscando intensificar el aspecto sensorial del proyecto el mismo sistema constructivo resuelve el acabado interior, quedando el panel de CLT visto, aprovechando así todas las propiedades organolépticas de la madera. Para los acabados horizontales interiores se utiliza un único material continuo con alta inercia para el suelo radiante-refrescante.
El edificio emerge en un volumen longitudinal como un gran basamento de madera, para cambiar de piel y de geometría al llegar a la planta primera, mutando en un cuerpo de Zinc de sección irregular que refleja la sección interior y que al despegarse de los testeros genera dos terrazas de diferente escala. La sección longitudinal duplica su altura en el hall de acceso y para recuperarla al adentrarse en el sector de las aulas, o descubre más superficie de fachada al abrirse en el patio inglés del sótano.
El acceso al edificio se produce a través de una embocadura abierta en la madera que genera una entrada cubierta, del mismo modo se resuelve la salida al jardín a través de un espacio semicubierto de generosas dimensiones.
El edificio se organiza en tres plantas: Baja, Primera y un sótano. El programa principal se desarrolla en la planta baja, la planta primera y el sótano albergan salas de apoyo con usos más versátiles y flexibles, además de los servicios correspondientes.
Utilizando la arquitectura como herramienta pedagógica, el entorno construido actúa como un “maestro” más poniendo en valor todos los elementos que permitan expandir la experiencia del aprendizaje, incorporando de forma activa el espacio construido. El edificio se concibe como un entorno de aprendizaje dinámico, diseñado como ayuda al desarrollo, que admita aprendizajes diferenciados, con espacios versátiles y flexibles, capaces de obtener todo el potencial formativo de la arquitectura. Éstos espacios son aprovechados desde su potencial formativo, generando una relación activa con sus habitantes y ofreciendo oportunidades de actuar que involucren toda la experiencia de habitar el sitio: las circulaciones, los servicios, las alturas de las superficies de trabajo, los fregaderos, todas las acciones cotidianas son construidas para sacar de ellas una experiencia altamente significativa y compleja, con un propósito constructivo.
Esta simbiosis entre arquitectura y actividad está enfocada hacia un objetivo común: construir un ámbito de aprendizaje completo: un hábitat que favorezca la adaptación y les ayude a entender el mundo.
Trasladando esta idea al espacio exterior, buscamos que la mayoría de los ambientes interiores tengan una relación directa con el jardín a través de expansiones o “aulas exteriores”, ofreciendo múltiples oportunidades de aprendizaje y diferentes formas de relación con la naturaleza. El tradicional patio de recreo seco aquí se transforma en un jardín verde con diferentes texturas como hierba ,arena, pequeños huertos y flores.