La intervención se desarrolla en un edificio protegido con estructura de madera, de principios del siglo XX, situado en el límite del casco antiguo de Logroño. La distribución original de la planta presentaba una disposición muy longitudinal, organizada a través de largos pasillos a los que recaían una serie sucesiva de oscuras estancias cerradas, algunas sin ventanas, lo que hacía imposible que la luz natural penetre en toda la planta.
El planteamiento de un nuevo esquema funcional nos permite reestructurar el espacio y vaciarlo de la densa compartimentación que impedía la entrada de luz natural. Este nuevo esquema es transversal: se liberan dos grandes zonas de trabajo sobre las fachadas y se agrupan los núcleos de servicios en la parte central de la planta. Con la introducción de dos volúmenes ciegos que acogen los usos auxiliares específicos como aseos, archivo e impresión, se obtiene una nueva configuración que determina la organización y el flujo del trabajo. La disposición espacial de estos dos volúmenes configura un diálogo certero entre el lleno y sus vacíos.
Los vacíos resultantes de dicha implantación estructuran el espacio liberando a sus lados dos áreas para albergar formas de trabajo diferenciadas: una gran zona abierta con fachada a la calle, "el taller", y otra con dos salas de diferente escala cerradas pero transparentes y comunicadas visualmente, para reuniones más privadas. La circulación se expande al llegar a la galería, dando paso al oficio o punto de reunión informal, a modo de "fika" nórdico para las pausas de la jornada, con el que comunican directamente ambas salas.
Desde todas las estancias se pueden intuir las verdaderas dimensiones de la planta, manteniendo las referencias a través de las visiones cruzadas que se disparan.
Para las texturas interiores se define una paleta de materiales contenida: un perímetro blanco que envuelve todo el espacio, madera para los acabados verticales y un suelo continuo sobre el que se recorten visualmente los dos volúmenes de madera. Hierro para la carpintería interior y el equipamiento incorporado a las paredes.
Se toman también una serie de decisiones sobre eficiencia energética como herramienta para mejorar el confort interior: para ello se aísla completamente el perímetro interior que junto con las carpinterías permiten obtener un elevado nivel de estanqueidad, mejorando considerablemente las condiciones del cerramiento existente. La climatización se resuelve con la instalación de un suelo radiante-refrescante.